La vergüenza es un sentimiento que surge de una evaluación negativa del yo, y cursa con la idea de ser inadecuado/a y el deseo de ocultarse, volverse invisible y desaparecer.

La vergüenza se puede definir como una sensación de pérdida de dignidad, de tristeza, insuficiencia y/o inadecuación acompañada de rabia, calor intenso y/o rubor facial, que se produce cuando nuestras debilidades son expuestas. Es el miedo a ser juzgado negativamente, de manera real o imaginaria pudiendo generar odio hacia uno mismo, al considerarse un error.

La sentimos sin haber hecho nada malo; también al anticipar una situación y por tanto en soledad, sin necesidad de un desencadenante externo más allá de nuestros pensamientos y recreaciones.

Esta emoción está incluida en la clasificación de las denominadas secundarias, debido a su aparición tardía en el desarrollo evolutivo del niño (a partir de los dos años) coincidiendo con su primera conciencia de auto-representación como individuo, y es uno de los rasgos que definen el trastorno de personalidad por evitación.

Claves para superar la vergüenza

  1. Reinterpreta las causas que te llevaron hasta allí.
  2. Identifica tus pensamientos. ¡Desmóntalos!
  3. Si ya sabes que algo te hará pasar vergüenza, tienes dos opciones: no repetirlo o hacerlo, ¡Trasciéndela!
  4. Identifica si es local o tiene orígenes en tu pasado.
  5. Ten en cuenta que todos la sentimos y es natural, ¡Normalízala!
  6. Aprende a hablar su lenguaje. Diferenciar entre esta emoción, culpa, humillación… nos ayudará a pedir lo que necesitamos; a entender y que nos entiendan.
  7. Evita regocijarte en esa incómoda sensación, eres más que eso.
  8. Si alguien te está haciendo sentir vergüenza, di: ¡Basta!

Siempre puedes devolver la vergüenza a quien te avergonzó o restaurar tu honor exigiendo una disculpa. Pero será todavía mejor fomentar la empatía.

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