Durante la charla con mi compañera Belén Vázquez Gómez, especialista en obstetricia, abordamos el tema de «Depresión Perinatal y Depresión Postparto». Como contenido complementario os dejo este artículo.

Intervenciones durante la depresión materna

 

Dentro del grupo de intervenciones enfocadas específicamente en reducir la depresión materna, el estudio de Matthey, Kavanagh, Howie, Barnett, y Charles (2004) implementa una intervención durante el embarazo para prevenir depresión postparto y reducir el estrés materno. La intervención se enfoca en crear un diálogo con los participantes, entregándoles información acerca del proceso de ser padres primerizos y considera los niveles de autoestima en las madres como una variable relevante. El estudio incluye un grupo control que aborda la forma en que los padres juegan con sus bebés y un espacio de conversación sobre la importancia de esta actividad entre padres e hijos/as pequeños. Los resultados del estudio mostraron que las mujeres que mostraban niveles bajos de autoestima, se beneficiaban de la intervención, mejorando su ánimo y aumentando su sensación de competencia. Este estudio destaca la importancia del sentido de competencia para la crianza adecuada del bebé, ligándola a los trastornos del ánimo.

 

El estudio realizado por Milgrom, Schembri, Ericksen, Ross y Gemmill (2011), desarrolla un programa compuesto por 9 unidades, basado en el modelo cognitivo conductual. Considera un libro de auto-ayuda y apoyo telefónico semanal realizado por psicólogos, para reforzar y discutir los contenidos abordados en cada unidad. Los contenidos revisados consideran maternidad y paternidad, resolución de problemas, pensamientos saludables, cuidados del bebé, equilibrio y bienestar, entre otros. La intervención se realiza durante el embarazo y continúa luego de nacido el bebé, los resultados muestran puntajes significativamente inferiores en depresión, ansiedad y estrés en las madres pertenecientes al grupo experimental.

El modelo cognitivo-conductual es el utilizado con mayor frecuencia en las intervenciones exitosas dirigidas a reducir la depresión después del embarazo, considerando principalmente modalidades grupales y visitas domiciliarias (Austin et al., 2008; Lara, Navarro y Navarrete, 2010; Crockett, Zlotnick, Davis, Payne y Washington, 2008; Meager y Milgrom, 1996; Muñoz et al., 2007; Rahman, Malik, Sikander, Roberts y Creed, 2008; Tandon, Perry, Mendelson, Kemp y Leis, 2011; Ugarriza, 2004). Incluyen en sus contenidos la entrega de información sobre depresión perinatal, (durante el embarazo o después) la promoción de pensamientos positivos, el desarrollo de actividades placenteras, así como la activación de redes de apoyo. Algunos estudios consideran sólo intervenciones educativas y entrega de información sobre depresión postparto a las madres, incluyendo la entrega de trípticos a las madres (Ho et al., 2009; Webster, Linnane, Roberts, Starrenburg, Hinson y Dibley, 2003). Otro estudio que considera el modelo cognitivo conductual y muestra resultados favorables en la reducción de la depresión, complementa la intervención psicoeducativa grupal con visitas domiciliarias realizadas por enfermeras (Honey, Bennet y Morgan, 2002).

 

Field et al. (2007, 2009 y 2011), tratan la depresión materna a través del uso de masajes terapéuticos en el embarazo considerando distintas variaciones, masajes desarrollados por la pareja, por personas significativas y por un experto. Todas estas intervenciones reportan una mejoría en la sintomatología depresiva de las madres, agregándose en algunas de ellas la reducción del cortisol y una menor frecuencia de partos prematuros y bajo peso en el bebé (Field et al., 2009). Un resultado interesante en la inclusión de la pareja para la realización de masajes, fue la mejora reportada en la relación entre la mujer embarazada y su pareja, lo cual probablemente realiza una contribución positiva al estado de ánimo.

La psicoterapia interpersonal individual también es utilizada reportando resultados favorables en la reducción de la sintomatología depresiva luego de 12 sesiones semanales (O’Hara, Stuart, Gorman y Wenzel, 2000). Al implementarla desde el embarazo en mujeres con sintomatología depresiva previa, se obtienen efectos positivos en la disminución de la aparición de sintomatología postparto (Zlotnick, Miller, Pearlstein, Howard y Sweeney, 2006).

 

Estudios dirigidos a favorecer un vínculo positivo madre-bebé

 

Cuatro de los estudios revisados se enfocaron de manera específica en el apego. El primero utiliza la visita domiciliaria y fue desarrollado por Kalinauskiene, Van Ijzendoorn, Bakermans-Kranenburg, Juffer y Kusakovskaja (2009). Esta intervención considera cinco sesiones, las que incluyen la grabación de la interacción madre-bebé y su uso para retroalimentar a la madre, la indagación en relación al comportamiento y funcionamiento cotidiano del bebé y un diálogo con la madre en torno a las conductas de llanto del bebé. Los resultados muestran mejoras en la sensibilidad materna, pero sin diferencias significativas en el patrón de apego infantil entre los grupos experimental y control.

 

El segundo, desarrollado por Toth, Rogosch, Manly y Cicchetti (2006), consideró madres con un historial de trastorno depresivo después del embarazo mayor e implementó una intervención que buscaba enriquecer la calidad de la relación madre-bebé. Utilizaron una modalidad de intervención llamada «Todler – Parent Psychotherapy» (Psicoterapia padres – infante), la cual contempla la incorporación de comentarios del terapeuta sobre lo que observa en la interacción entre la madre y su bebé, desde una actitud empática. De esta manera, el terapeuta ayuda a la madre a reconocer la forma en que sus conductas influyen en el vínculo con su bebé y se relacionan con sus experiencias pasadas y su historia. Los resultados de este estudio mostraron que la intervención utilizada incrementó la seguridad en el apego infantil de manera significativa. Una limitación importante para este estudio es que la madres incluidas contaban con menor número de estresores que los observados en mujeres deprimidas con hijos/as pequeños pertenecientes a población general, ya que las participantes estaban casadas, tenían un alto nivel educacional y un alto nivel de ingresos.

 

El tercer estudio, orientado a la promoción de apego seguro en el infante considera dos fases, una durante el embarazo y otra luego de nacido el bebé. La primera fase considera una modalidad grupal de seis sesiones semanales y la segunda cuatro sesiones individuales con la madre u su bebé. Las temáticas abordadas en la intervención grupal consideran apego, sentimientos, representaciones y funciones maternas, y la intervención individual considera la observación directa de la interacción madre-infante y la entrega de retroalimentación psicoeducativa a la madre. Si bien los resultados de esta intervención no muestran diferencias significativas entre los grupos experimental y control en el apego y en la sintomatología depresiva materna, se observan un mayor número de bebés con apego seguro en el grupo que recibe la intervención (Santelices et al., 2010).

 

El cuarto estudio dirigido a mejorar el vínculo madre-infante fue el desarrollado por Svanberg, Mennet y Spieker (2010), el cual consideró visitas domiciliarias y el uso de video feedback realizando 3 tipos de intervenciones según los niveles de riesgo vincular observados. En las díadas con interacciones adecuadas se retroalimentaban los aspectos positivos de la interacción y en las díadas con algún grado de riesgo se realizaron sesiones semanales con psicólogos especialistas en psicoterapia padres-infante. La intervención con las madres consideraba el desarrollo de la función reflexiva materna, el reconocimiento de la ambivalencia en las emociones, la influencia de la propia historia en la crianza de los hijos/as y el impacto de las separaciones. Los resultados muestran una mejora significativa en la sensibilidad materna, asociada a mayor calidad vincular madre-infante, en el grupo experimental.

 

Si quieres saber más sobre la depresión perinatal o postparto, escríbeme y hablamos.