Hablo con Miriam Magallón, psicóloga clínica especializada en trauma, que nos acerca a la ansiedad desde su experiencia en consulta.
Hablamos de las personas que no reconocen su ansiedad y luchan contra ella. La ansiedad genera malestar, mucho sufrimiento y limitaciones en el día a día. Si, además, añadimos una actitud de negación frente a la ansiedad, duplicamos su efecto.
¿Cómo te relacionas con la ansiedad?
Para relacionarnos con la ansiedad, debemos partir de que la tenemos: “Tengo ansiedad”, “Tengo ratos muy malos”, “Llevo una temporada en la que tengo síntomas físicos que me demuestran que esto es ansiedad”.
Los síntomas de la ansiedad son:
- Malestar interno continuo
- Dificultad de respiración
- Sensación de palpitaciones o taquicardia
- Problemas de estómago o digestivos
- Dolor de cuello, cabeza, articulares
Se le suma el pensamiento negativo, obsesivo o recurrente que tiene que ver con la incapacidad de afrontar el día a día: “Yo no puedo”, “no soy capaz”, “esto me supera”, me va a pasar algo, “va a pasar algo horrible” … También hay síntomas motrices, una persona que habla muy rápido, no toma tiempo para respirar, no piensa lo que dice, pierde el hilo, está muy acelerada…
La mente puede divagar, el cuerpo es el único que no nos miente. Escúchalo. – Concha Hidalgo –
Hay personas que no saben que tienen ansiedad hasta que llegan a sufrir una crisis de pánico o una depresión.
Cuando no escuchas a la ansiedad, se hace notar.
Por ejemplo, hay personas que tienen un nudo en el estómago continuo, y no se han planteado que pueda ser un problema. Si los síntomas de la ansiedad se sostienen durante muchos meses pueden generar una depresión, crisis de pánico y problemas somáticos.
Consejos para la gestión de la ansiedad
Aprender a escuchar la ansiedad, dedica atención a tu cuerpo.
Pregúntale a tu ansiedad: ¿Qué te pasa?, ¿Por qué apareces?, ¿Por qué vienes ahora?, ¿Cuál es el mensaje que me traes?
En la mayoría de casos, la ansiedad aparece para pedirnos que paremos, que bajemos el ritmo. Los síntomas de la ansiedad nos dicen: descansa, tómate tus tiempos, cuídate, date cariño, escucha lo que necesita tu cuerpo.
Si no paramos, los síntomas se arrastran y generan cuadros más graves.
A veces, de tanto escuchar a la ansiedad, nos hartamos. Por eso es importante escucharla a tiempo, darle lo que necesita y seguir adelante. Si nos pasamos de atención, nos saturamos y no podemos más, debemos saber dosificar esta atención y enfocarnos en otras cosas. Distraernos, pasarlo bien, disfrutar.
Trata tu ansiedad con cariño y firmeza. – Miriam Magallón –
Generalmente escuchamos a los demás y no tomamos tiempo para escucharnos a nosotros mismos.
Es bueno tomar un tiempo en silencio para escucharnos. El chequeo mental es tan importante como el físico. Toma la costumbre de ponerte atención y dedicarte tiempo sin juzgarte, pregúntate: ¿Cómo estoy? ¿Cómo me encuentro?
Hasta que no somos capaces de acoger la ansiedad y ser conscientes de que está presente en nosotros, peleamos y creamos una resistencia que multiplica nuestro sufrimiento. No podemos evitar pensar: ¿y por qué me tiene que pasar a mí? ¿Por qué tengo ansiedad? ¿Y por qué los demás están felices y yo no?
Deja de enfadarte por lo que estás sintiendo, acéptalo e implícate. No te resistas a estar mal, escucha a tu cuerpo porque te está diciendo que le das algo diferente de lo que necesita.
Si crees que puedes sufrir ansiedad o quieres evaluarlo, escríbeme o reserva una cita para que lo podamos hablar.
Recuerda, si tú cambias, todo cambia.