Se acaba agosto, te acecha la rutina y te das cuenta: ¡No has desconectado suficiente en vacaciones!
Lo primero: tranquilidad, siempre hay un momento para cargar las pilas.
Lo segundo: integra esto en tu día a día y retoma la rutina con serenidad:
- Ralentiza la rutina: Dedica más tiempo a actividades rutinarias (la ducha, el desayuno…). Presta más “atención” a lo que haces para disfrutar de lo cotidiano con más intensidad.
- Haz pausas entre actividades: Parar ayuda a asimilar que algo se ha acabado para centrarse en lo próximo.
- Camina con atención: Aprovecha para hacer más desplazamientos a pie. Céntrate en tu respiración y tus sensaciones físicas (los pies en el suelo, la brisa, los aromas…).
- Haz diez respiraciones conscientes: Acude a un lugar apartado, cierra los ojos y realiza diez inspiraciones y exhalaciones, con la atención en acompañar la respiración. Observa y sigue el ritmo natural de tu respiración, sin interferir.
- Haz un STOP: Dedica un momento al día para detenerte, respirar, prestar atención a tus pensamientos y a lo que siente tu cuerpo. Así puedes desconectar de las preocupaciones y vivir el presente.
Enfócate en disfrutar del presente en vez de pensar en el pasado o el futuro.
Volver a la rutina con una actitud optimista ¡es posible!
Ten presente que la rutina aporta seguridad y estabilidad. Si sabes que cada día vas a ir al trabajo, tu cerebro puede dedicar su energía a otros momentos desconocidos o imprevistos.
Es verdad que retomar el día a día también puede parecer aburrido, por eso te aconsejo que añadas pequeñas ilusiones o retos semanales para sentir emociones nuevas.
Dale un toque de motivación a tu vida cotidiana, practica ejercicios de autocuidado que te den energía como los de los talleres online de Buscadores de Coquinas.
Recuerda, si tú cambias, TODO cambia.